14 jul 2013

Sobre las consecuencias del imperialismo en el continente africano

Hemos mencionado que son varias son las consecuencias que el Imperialismo provocó en las zonas ocupadas, pero probablemente las dos más nefastas, a mi juicio, y que perduran como característica estructurales del continente africano, son:
En primer lugar, las diferencias entre el mapa político que dejó como legado el imperialismo en las zonas ocupadas o conquistadas y el mapa étnico "real" de dichas zonas. Esto se ve claramente en África, donde  el odio y la rivalidad tribal entre varias comunidades tiene mucho que ver con las fuerzas imperialistas que en más de una ocasión fomenta, financia y saca provecho de esas tensiones regionales-étnicas. En el proceso de reparto de África, las metrópolis europeas dividieron zonas que se consideraban hermanadas (por tradición o aspectos culturales, por alianzas tribales, por ubicación geográfica...) o aunó zonas que estaban en conflicto y que no se consideraban parte de una misma tradición y unidad territorial.
En el siguiente mapa se establece la descolonización de África y, además, con colores podemos corroborar qué metrópolis europea controlaba dicho territorio (creartehistoria)
Si observamos con atención el siguiente mapa podremos ver lo complejo que se presenta la realidad en el continente africano tras el período  de descolonización, por ejemplo: de una misma zona de ocupación europea serán varios los "Estados Independientes", que en las décadas del '50 y '60 se desprenderán o intentarán independizarse reclamando su derecho de autonomía. Esto provocó, y provoca hoy día, luchas que van desde el reclamo por cuestiones de fronteras, la ocupación territorial y reclamos por posesiones de recursos naturales y el derecho por la autodeterminación de los pueblos. Un segundo aspecto, y no menor, que permanece como característica típica de las zonas que fueron ocupadas por el imperialismo europeo, es la situación de pobreza y miseria crónica que vive la región. Si observamos datos estadísticos y gráficas, veremos que las variaciones sobre la situación de pobreza y miseria en dichas zonas permanecen como una constante a lo largo del siglo XIX, XX y XXI. Más allá de la incapacidad que nuestro presente parece tener para solucionar el tema del hambre y la miseria, este es un problema que el imperialismo agravó. Los datos estadísticos (incluso aquellos más esperanzadores) muestran que las zonas que sufrieron mayor despojo (de recursos económicos, tanto naturales como de mano de obra activa) son las que en peor situación de crecimiento y prosperidad se encuentran hoy día, no sólo porque recuperarse de décadas de control y dominio europeo no es tarea fácil, sino también porque las independencias de estas zonas (o el proceso conocido como descolonización) no significó liberar lazos de dependencia económica en su totalidad con las metrópolis europeas y sus representantes empresariales. Las deudas internas y externas están presentes como enfermedad crónica y las relaciones económicas y los términos de intercambio continúan favoreciendo al mercado de las grandes potencias. Esto no sólo agrava las posibilidades de desarrollo y crecimiento de las naciones africanas y su autodeterminación política, sino aspectos de la vida cotidiana, desde el acceso a la alimentación, la vivienda, la educación, servicios de higiene y salud, entre otros.




Porcentaje de desnutrición a nivel mundial (creartehistoria)
Observa el siguiente mapa, puedes comparar de forma continental los niveles de desnutrición 
de la población. Observa con atención cuál es la situación que presenta el continente africano.

Consecuencias del Imperialismo

Al abordar el tema las consecuencias del Imperialismo, debemos distinguir aquellas consecuencias para los territorios dominados o colonias, y aquellas consecuencias que hacen referencia a las metrópolis o países dominadores. Si bien están interrelacionadas, merecen ser abordadas con su especificidad. He aquí algunas, que a mi juicio son más importantes.

Comencemos con las consecuencias para las metrópolis:
El imperialismo sirvió de estímulo a la industrialización en aquellas áreas donde aún era débil y favoreció su consolidación allí donde ya estaba en marcha. Pero, especialmente, el principal objetivo de las metrópolis fue la obtención de materias primas abundantes y baratas y la colocación de los productos manufacturados por sus industrias en las colonias. Esto provocó un rápido desarrollo y crecimiento económico para las naciones imperialistas. Pero desde el punto de vista internacional fue una inagotable fuente de tensiones y conflictos que culminaron con el estallido de la Primera Guerra Mundial.
Ahora bien, al analizar las consecuencias para los territorios dominados podemos dividirlas en varias categorías, algunas de ellas son:
Demográficas: en este aspectos las consecuencias son contradictorias, en sí la población se incrementó como consecuencia de la disminución de la mortalidad, ocasionada por la introducción de la medicina moderna occidental y la persistencia de altas tasas de natalidad. Ello se tradujo en un desequilibrio entre población y recursos que hoy día constituye un grave problema para los estados surgidos de la descolonización. No obstante, en algunas zonas la población autóctona sufrió una drástica reducción (especialmente en los inicios del imperialismo) como consecuencia de la importación de enfermedades desconocidas (viruela, gripe, etc) o por los enfrentamientos o las condiciones de trabajo. En otros lugares, la población indígena fue simplemente reemplazada por colonos extranjeros.
Económicas: Para la puesta en marcha de la explotación económica de los territorios ocupados se hizo necesario el establecimiento de una mínima infraestructuras. Fueron creados puertos, ferrocarriles y carreteras  para dar salida a las materias primas y agrícolas que iban destinadas a las metrópolis. Las colonias se convirtieron en abastecedoras de las mercancías necesarias para el funcionamiento de las industrias metropolitanas, en tanto que éstas colocaban las manufacturas en sus dominios, relación económica que se presentará de forma desigual, perjudicando las balanzas comerciales de los territorio dominados. La economía tradicional basada en una agricultura autosuficiente y de policultivo fue sustituida por otra de exportación, en régimen de monocultivo, ocasionando la desaparición de las formas ancestrales de producción y la extensión de cultivos como el del café, cacao, caucho té o caña de azúcar, dando lugar a notables cambios del paisaje y graves alteraciones del medio natural, así como del rendimiento de la tierra.
Sociales: La burguesía de las metrópolis (comerciantes, funcionarios y terratenientes), copó los niveles altos y medios de la sociedad colonial. Hubo casos en que ciertos grupos autóctonos fueron asimilados por los colonizadores y pasaron a formar parte de la cúspide social. Esto ocurrió fundamentalmente con las antiguas élites dirigentes, miembros de algunos cuerpos del ejército y funcionarios de la administración colonial. Pero, la mayor parte de la población autóctona fue objeto de un generalizado proceso de proletarización que incrementó las abundantes reservas de mano de obra destinada a la creación de infraestructuras y a la agricultura de plantación.
Políticas: En mayor o menor medida, las zonas ocupadas se vieron bajo el dominio y control de las metrópolis y, por lo tanto la dependencia de las colonias respecto a la ésta estuvo determinado por el tipo de organización administrativa que les fue impuesta. Los cargos y la organización administrativa estuvo en manos de los imperios. El aparato estatal funcionaba a su favor y en detrimentos de los derechos de soberanía y autodeterminación de los nativos. Esa imposición no estuvo exenta de conflictos que constituyeron el germen de los movimientos anti-imperialistas. Éstos reclamaban a la metrópolis un mayor respeto a las tradiciones autóctonas y la participación en las decisiones que se adoptan sobre los territorios administrados. En muchos casos los naturales de las colonias demandan los mismos modos democráticos que las metrópolis defendían para sí mismas pero negaban a sus colonias: libertad, igualdad, soberanía nacional, etc.
Culturales: se dará la pérdida de identidad de los pobladores indígenas al implantar los patrones de conducta, la educación y la mentalidad de los colonizadores. La lengua de los dominadores (especialmente el inglés y el francés) fue impuesta, conduciendo a un fuerte grado de aculturación. La religión cristiana (católica, anglicana o protestante) desplazó a los credos existentes en muchas zonas de África o bien se fusionó con ellos, dando lugar a creencias de carácter sincrético. Sin embargo en el mundo musulmán y Asia la experiencia evangelizadora fue escasa comparada con la del África negra, debido al arraigo de antiguas y complejas religiones, como el budismo y el hinduismo.
Si bien muchos historiadores señalan que el imperialismo realizó ciertas aportaciones positivas (como llevar conocimiento científico-tecnológico nuevo, avances en la medicina, etc), lo cierto es que éstos se hacen a la fuerza y en la mayoría de los casos como mecanismos de fortalecer el dominio de las metrópolis.