27 may 2011

China hoy: Comunismo, capitalismo o imperialismo?

En 60 años China vivió todo. Una revolución campesina triunfante de Mao Tse-Tung, el salto más audaz en pos del sueño comunista, una revolución cultural que aplastó toda disidencia, el regreso del capitalismo, la asombrosa transformación de país pobre a potencia mundial. En medio de tantas transformaciones, muchos se preguntan qué está celebrando China a seis décadas de la proclamación de Mao Tse-Tung: ¿un Estado comunista?, ¿la economía más capitalista del planeta?, ¿el imperio naciente que desplazará a Estados Unidos de su posición hegemónica?

Comunismo y capitalismo
En una nación de 1.300 millones de personas, con una tradición milenaria y un vértigo de cambios en muy poco tiempo, es de esperar que coexistan diferentes capas de sentido.
La dicotomía mas obvia es entre el sistema político unipartidario y la diversidad económica.
Especialistas en China occidentales como el británico Martin Jacques defienden el unipartidismo como la única vía posible para mantener el gigante unificado (a lo largo de su historia China ha enfrentado muchas veces el fantasma de la desintegración). El Partido Comunista asegura que el sistema tiene canales para la expresión democrática de todo el país. Lo cierto es que la libertad de prensa y expresión están seriamente limitadas y los episodios de represión masiva - el Tibet, la rebelión de la plaza de Tiananmen - son prueba de la escasa tolerancia a la disidencia.
En el plano económico, en cambio, el 90% de la producción industrial se encuentra en manos privadas. Bajo las reformas post-maoístas de Deng Xiaoping, el gobierno ha alentado el enriquecimiento personal, la iniciativa privada, y el individualismo económico.
Estado y colectivismo
¿Significa esto que el ideal comunista no tiene ninguna expresión? El maoísmo sobrevive en pueblos rurales, que se resistieron a los cambios, incluso algunas que habían implementado los cambios de Deng, decidieron volver a colectivizar la producción.
El ejemplo más destacado es el de Nanjie, que comenzó a re- colectivizarse hace unos 20 años y funciona como una comuna, ofreciendo a sus 4.000 habitantes vivienda, salud y educación gratuitas.
El peso de estas instancias económicas comunitarias es ínfimo, pero en un país tan grande como China, que diariamente tiene que alimentar a 1.300 millones de personas y en el que anualmente ingresan entre 10 y 12 millones al mercado laboral, no hay que descartar que cumplan un papel creciente en el futuro...
Siguiendo el ejemplo de Japón y Corea del Sur, China está apostando gran parte de su futuro a la creación de grandes conglomerados estatales con fuerte presencia mundial. En los 90 China lanzó un primer globo de ensayo con esta política. El entonces viceprimer ministro Wu Bangguo dejó en claro que el futuro económico chino dependía de la creación de poderosas multinacionales.
"Estados Unidos tiene a General Motors, Boeing, Dupont y otras. Japón tiene unos 6 conglomerados industriales y Corea del sur unos 10. El futuro de nuestra nación dependerá de la creación de estas multinacionales", dijo Bangguo.
En la actualidad, las empresas chinas con fuerte presencia en los mercados internacionales son Chinalco, Mimetal, la petrolera CNOOC y Beijing Automobile Industry Corporation.
A esto se suma una coordinación entre el sector industrial y el bancario inexistente en el mundo capitalista. Más del 50% del sector bancario es estatal, entre ellos 4 de los 10 más grandes del mundo.
"Los bancos prestan a un interés cercano a cero y no dan un plazo fijo de amortización de la deuda. Esto permite una proyección mayor de las inversiones que estimula el crecimiento industrial", señaló a BBC Mundo el profesor de Economía y director de la Escuela de Estudios Chinos Contemporáneos de la Universidad de Nottingham en el Reino Unido, Shujie Yao.
Imperio
El crecimiento económico alcanzado por el nuevo modelo chino ha sido asombroso con tasas anuales que oscilan entre 8 y el 12 por ciento. De ahí la posición dominante que ocupa China a nivel internacional.
Según las últimas encuestas, China es el primer exportador a nivel global, tiene las mayores reservas del mundo y con su demanda revolucionó el mercado de materias primas revirtiendo una caída histórica permanente en los valores de estos productos. En 2002 la inversión china en el extranjero era inexistente, pero en la actualidad ya superó los US$52.000 millones. La presencia china en África y América Latina ha llevado a muchos a hablar del nuevo imperialismo chino... Más de 700 empresas chinas funcionan en los países africanos de los que China importa cerca del 30 por ciento de sus necesidades energéticas.
Aunque las inversiones son bien recibidas en un continente en apuros, las empresas chinas también generan descontento en los trabajadores africanos, como quedó demostrado en el conflicto minero en Zambia, por las severas condiciones de trabajo.
En cuanto a América Latina, en el 2006 el intercambio comercial con la región superó los US$70.000 millones.
Sergio Cesarin [argentino y experto en relaciones internacionales] opinó que el dominio chino tiene que ver con las prácticas económicas, el control de recursos estratégicos, de los circuitos comerciales y una mayor participación de la renta económica global. Pero también agregó, que "los gobernantes chinos han aprendido mucho, y recrear lógicas de dominación imperial no les interesa".
Desde tiempos inmemoriales China se considera un reino a medio camino entre el cielo y la tierra... En la china empobrecida y dominada por potencias extranjeras del siglo 19 y 20, estos sueños provocaban una indulgente sonrisa. En la expansiva potencia del siglo 21, comienzan a tener visos de realidad.

Por Marcelo Justo para BBC Mundo.

25 may 2011

"2053" por Isao Hashimoto

"2053": Este es el número de explosiones nucleares llevados a cabo en diversas partes del mundo.
Aunque parece el juego de "Simon says", la cosa aquí es mucho más seria. El artista japonés Isao Hashimoto ha creado un mapa, donde en el lapso de 10 minutos recreas las 2.053 explosiones nucleares que han tenido lugar entre 1945 y 1998, comenzando con el Proyecto Manhattan "Trinidad" de prueba cerca de Los Alamos y concluyendo con las pruebas nucleares de Pakistán en mayo de 1998. Esto deja de lado a dos presuntas pruebas nucleares de Corea del Norte en la última década. 
A medida que el vídeo comienza detonaciones son pocos y distantes entre sí, luego las detonaciones son más intensas así como la cantidad de naciones involucradas. El vídeo no hace diferencia entre aquellas pruebas que son "de seguridad" y las detonaciones en sí, es así que se obtiene una buena idea, en general, de la fiebre de la carrera de armamentos nucleares.
www.ctbto.org/specials/1945-1998-by-isao-hashimoto/
Tener paciencia, esperar a que el vídeo cargue para apreciarlo mejor. 

En la barra superior encontrarás los datos sobre el mes y año de dicha detonación, luego las banderas de los países con la cantidad de veces que han utilizado dicho armamento. En la parte inferior la cantidad de veces en total que se han realizado explosiones nucleares.

16 may 2011

El expansionismo imperialista japonés (1870-1941)

Los Tratados de Washington
Pese a su escasa participación en la I Guerra Mundial, la posición nipona en el Extremo Oriente quedó reforzada tras el fin de Guerra. El eclipse ruso junto con el de Alemania, convirtieron a Japón en la única gran potencia a las puertas de China y en la tercera potencia naval del mundo.
La inquietud que provocó este hecho en EE.UU. hizo que el presidente Harding, con el apoyo del líder británico Lloyd George, invitara a siete potencias a reunirse en Washington, entre ellas Japón (junto con Gran Bretaña, Japón, Francia, Italia, China, Holanda y Bélgica).
La Conferencia de Washington (noviembre de 1921-febrero de 1922) concluyó con la firma de tres tratados:
El Tratado de las Cuatro Potencias (EE.UU., Gran Bretaña, Japón y Francia) implicaba un compromiso mutuo de reconocimiento de las posesiones de cada potencia en el Pacífico y la promesa de consultarse en caso de controversias o acciones agresivas de cualquier país en la zona. El Tratado de las Cinco Potencias (EE.UU., Gran Bretaña, Japón, Francia e Italia) significó la adopción de ciertas medidas encaminadas al desarme naval. Aunque no se pusieron límites a otro tipo de navíos, con respecto a la flota de acorazados se estableció unas proporciones: EE.UU. y Gran Bretaña mantendrían una paridad, Japón podría llegar a un 60% de esa cantidad, y Francia e Italia alcanzarían el 35%, es decir, índices 5 para EE.UU. y Gran Bretaña, 3 para Japón, y 1.67 para Francia e Italia. Por último, el llamado Tratado de las Nueve Potencias implicó un compromiso de respeto a la integridad territorial de China.
Tres conclusiones principales se pueden extraer de estos acuerdos de Washington: el inicio de una estrecha política de entendimiento entre EE.UU. y Gran Bretaña; el reconocimiento de la superioridad marítima de las potencias anglosajonas; y la aceptación del poderío naval japonés en en el Pacífico.

En 1874 Japón se anexiona las islas Ryukyu; un año más tarde hará lo mismo con las Kuriles y las Bonin. Tras la primera guerra con China, entre 1894-95, obtiene Formosa. Diez años más tarde, después de la guerra con Rusia, se anexiona el sur de Manchuria, la mitad de Sajalin y Port Arthur. 
En 1918, como consecuencia de la derrota alemana en la I Guerra Mundial, obtiene el mandato sobre los archipiélagos de las Palaos, las Marianas, Carolinas y Marshall, aunque Guam queda bajo control de los Estados Unidos. En 1910, los japoneses ocupan toda la península de Corea. La expansión japonesa en China le llevará a controlar toda Manchuria en 1931, a partir de entonces denominada Manchukuo. En 1933, Japón ocupó Jehol, y cuatro años más tarde extendió la frontera de Manchuria hacia el oeste. 
En 1938, las tropas japonesas ocupan una amplia franja y posesiones costeras en el litoral chino. Por último, en 1939, gana a China la isla de Hainan, el corredor de Nanjing y algunos territorios más en la región central. El imperialismo japonés por el Pacífico ha alcanzado su cima, lo que pronto provocará el choque con las potencias occidentales, especialmente Estados Unidos.

Texto elaborado gracias a datos de:

Japón en la "Era Meiji"

El proceso de industrialización de Japón muestra características peculiares del desarrollo capitalista, apartándose considerablemente de los modelos europeos. Dos factores determinaron la revolución Meiji y el fuerte intervencionismo estatal.
En primer lugar, la apertura de Japón al comercio internacional provocó entre 1859 y 1865 una fuerte crisis económica y social, cuyo detonante fundamental fue el alza del precio del arroz, cuya exportación había estado prohibida. Durante ese periodo se sucedieron revueltas populares, urbanas y campesinas, hostiles a la presencia de los extranjeros, y contra la política prooccidental del shogun. El estado de conflictividad general creado por la crisis fue aprovechado por los grandes señores feudales del sur (daimyo) y los jóvenes samurais, que organizaron el llamado “movimiento legalista”, sobre la base de un programa político en el que se mezclaba un notable espíritu tradicionalista y conservador con la aspiración de reformas económicas de talante abiertamente moderno.
En 1865 la revuelta de los samurais “choshu” demostró la debilidad y el aislamiento político del shogun. Dos años después murió el emperador Komei. El vacío político que se originó fue ocupado por los reformistas del movimiento legalista y el joven emperador Mutsu-Hito asume el poder y elige el nombre de Meiji (gobierno de las luces) para designar su reinado. Inglaterra y Estados Unidos apoyaron discretamente el movimiento reformistas.
En 1868 comienza a desmantelarse el sistema feudal: la carta de abril de 1868, dirigida a toda la nación, resumió todos los planes de reforma que sepultarían el viejo aparato del Estado feudal. En ella se pedía la abolición de las costumbres “absurdas”, se anunciaba el fin del gobierno absoluto, y se recurría a los conocimientos científicos y técnicos del mundo occidental. En 1869 se anuló el monopolio económico de los feudos y se dio luz verde a la libertad de iniciativa comercial e industrial. Los derechos señoriales ya no se pagarían en especies, sino en impuestos sobre la tierra. La venta de tierras se hizo libre. En el terreno político se abolió la distinción entre los cuatro Estados: daimyo, samurai, campesinos y comerciantes. Los feudos se transformaron en prefecturas administradas por el gobierno central. Se aprobó el calendario occidental, se instituyó la enseñanza moderna y obligatoria, y se dedicó un intenso empeño en el cultivo de la ciencia y la técnica.
La revolución Meiji fue una “revolución desde arriba”, dirigida por los altos estamentos contra el feudalismo, que paralizaba el desarrollo económico de las islas, en favor de las poderosas familias del shogunado. Había que entrar en la órbita del mundo moderno y estar a la par al “desafío” Occidental.
Se enviaron varios especialistas japoneses para analizar los gobiernos extranjeros y para seleccionar sus mejores características que se aplicarían en Japón; se redactó un nuevo código penal a imagen del francés, se estableció un Ministerio de Educación en 1871 para desarrollar un sistema educativo basado en el de Estados Unidos, que fomentaría una ideología nacionalista y la exaltación del emperador. El país experimentó un rápido crecimiento industrial bajo el control del gobierno. 
En 1872, se decretó el servicio militar universal y, poco después se abolió la clase de los samuráis, no sin un trágico enfrentamiento entre estos en Satsuma.

Intervencionismo estatal
La base social del Estado, no se transformó en absoluto, sino que se amplió. En realidad, los antiguos señores feudales continuaron en el poder, y desde el Estado dosificaron tácticamente las reformas precisas para iniciar la industrialización, protegiendo firmas comerciales o aboliendo las aduanas interiores y monopolios feudales. A la sombra del intervencionismo estatal se desarrolló un bloque oligárquico Meiji, bien dotado de mano de obra y materias primas.
El Estado, por su parte, garantizaba la distribución de capitales, la importación de técnicos y mano de obra especializada, construyó las primeras líneas de ferrocarril y la primeras fábricas. El Estado Meiji fue el instrumento de dominación de una nueva clase dirigente, enriquecido por las confiscaciones hechas a los antiguos miembros del shogunado y a la familia Tokugawa, al empréstito exterior y la fiscalía, que absorbía constantemente los pesados impuestos que recaían sobre el campesino. Los intereses privados comenzaron a organizarse en cartels.

El desarrollo del capitalismo
El crecimiento del capitalismo en Japón fue muy rápido. Hasta el siglo XX dependía de Occidente: le pedía técnicos y le enviaba estudiantes y capataces; le compraba material de equipo y tomaba capitales a préstamo. Sin embargo, a comienzos del siglo XX el comercio japonés dejó de tener una estructura puramente colonial. Las exportaciones de materias primas disminuyeron en beneficio de las exportaciones de productos manufacturados.

Para comprender la rapidez con que se desarrolló el capitalismo en Japón bastarían estos datos: su volumen industrial, el gran comercio y la banca se calculaban en 253 millones de yenes para 1894, en 1903 este volumen se situaba en 887 millones de yenes.El carbón empleado en 1875 era de unas 600.000 T  y más de 13.000.000 T para 1903.
Los más perjudicados de este desarrollo capitalista de fue, sin duda, el campo. Los campesinos pagaban pesados impuestos sobre la propiedad de la tierra a la fiscalía. El pequeño propietario vivía cada vez más miserablemente. La base social de la producción agrícola permaneció durante mucho tiempo en el marco de la pequeña explotación individual. Este desequilibrio fundamental afectó a Japón desde el principio de su desarrollo industrial.

Texto elaborado gracias a datos de:
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