Las representaciones sobre el trabajo y, especialmente sobre el trabajador, han estado siempre presentes en la historia del arte, y están íntimamente ligadas a la tonalidad histórica sobre las significaciones de poder y del espacio público. El hecho de que la mayoría de las imágenes que se seleccionan, a la hora de abordar este tema desde la plástica, no nos hablen directamente del trabajo como un valor en sí mismo, no es extraño. Para encontrar imágenes de este tipo deberíamos acudir al momento de auge en plena industrialización. Generalmente las representaciones aparecen como alegoría y habilidades y no como un fin en si mismo, lanzado a una productividad tan heroica como ciega. Encontramos desde tiempos remotos -no sólo en el arte occidente, sino también oriental-, representaciones del trabajo y de los trabajadores como contexto de relatos que le son ajenos y que les pertenecen a otros (trabajos realizados para el faraón, campesinos de tal o cual señor feudal, la servidumbre de una corte, etc.).
Las horas dedicadas al trabajo han aumentado extraordinariamente en el siglo XX, así como es este siglo el gran inventor de las vacaciones; el rol que cumple el mundo del trabajo en nuestra vidas hace parecer cierto que trabajar es el destino universal del hombre, pero sólo quien esté dispuesto a hacerlo podrá con él, como afirmaba el poeta griego Hesíodo.
Son tan habituales, para nosotros, las imágenes que hacen referencia al trabajo (y lo que parece ser su antónimo: el ocio) que no nos resultan extraño verlo en cartelería de propaganda, en los medios masivos de comunicación, etc. Pero no fue hasta el siglo XIX que el mundo del trabajo se hizo tema específico, "digno", de ser representados y contado por el artistas. El trabajador entra a los museos y a la iconografía en general, luego de un siglo convulsionado por el origen de una nueva clase social: el proletariado (el obrero industrial).
Son tan habituales, para nosotros, las imágenes que hacen referencia al trabajo (y lo que parece ser su antónimo: el ocio) que no nos resultan extraño verlo en cartelería de propaganda, en los medios masivos de comunicación, etc. Pero no fue hasta el siglo XIX que el mundo del trabajo se hizo tema específico, "digno", de ser representados y contado por el artistas. El trabajador entra a los museos y a la iconografía en general, luego de un siglo convulsionado por el origen de una nueva clase social: el proletariado (el obrero industrial).
En esta ocasión, y en conmemoración al 1º de mayo Día Internacional del Trabajador y la Trabajadora, les presento algunas imágenes que hacen referencia al trabajo y a los trabajadores desde varias perspectivas: su labor, su condición social, sus luchas y reivindicaciones, etc. Es simplemente una pequeña muestra del inagotable mundo del trabajo en las artes plásticas.
PIETER BRUEGEL o Brueghel "EL VIEJO" (1526/1530-1569), "Los segadores"
La veracidad y la actitud con la que están pintados los campesinos, la convincente descripción del calor del mediodía, la luz brillante y el vasto panorama muestra la genialidad de Bruegel. Campesinos y paisajes mancomunados parecen ser los protagonistas. No es una visión trágica, sino más bien una metáfora de la relación entre el hombre y su medio. Éste es uno de 5 paneles dedicados a los meses que sobreviven hoy día, data de 1565 y alude al mes de agosto.
La veracidad y la actitud con la que están pintados los campesinos, la convincente descripción del calor del mediodía, la luz brillante y el vasto panorama muestra la genialidad de Bruegel. Campesinos y paisajes mancomunados parecen ser los protagonistas. No es una visión trágica, sino más bien una metáfora de la relación entre el hombre y su medio. Éste es uno de 5 paneles dedicados a los meses que sobreviven hoy día, data de 1565 y alude al mes de agosto.
JEAN-FRANÇOIS MILLET (1814-1875), "Las espigadoras"
Las figuras humanas definidas con vigor sobre un fondo de paisaje verídico. Con estas creaciones carentes de retórica e imbuidas de un profundo sentido de lo cotidiano, Millet abrió el camino al realismo pictórico y dejó un modelo en el que se inspiró, entre otros, Courbet. Destaca el refinamiento del cuadro y su técnica original, sobre todo en sus dibujos, muy sobrios. Muchos consideran ésta obra como socialista y revolucionaria, como símbolo de reivindicación de la igualdad de los hombres. Pero, lo cierto es que las figuras encajan en un paisaje donde no parece existir tensión.
PABLO PICASSO (1881-1973), "La planchadora"
Este cuadro angustioso y de grandes proporciones, procedente de la colección Thannhäuser, es de 1904. Daumier y Degas ya habían tratado el mismo tema. Pero la expresiva actitud de esta frágil mujer que deja caer con cansancio su peso sobre la plancha, se inspira en el previo tratamiento de Degas. Esta figura demacrada es impensable para los retratistas de épocas anteriores, ni siquiera para aquellos que retrataron la miseria urbana de comienzos del siglo XIX.
ANTONIO BERNI (1905-1981), "Manifestación"
Esta obra pertenece a su etapa de "realismo social". Un hombre de ideología, que luchó por ello, pero lo hizo con gran ternura y con un trasfondo casi épico. Se identificó y e integró ese mundo arrabales, inmigrantes y miseria. De París trajo una gran carga política, influido por su intensa vinculación con los artistas surrealistas. Ese mundo de decadencia pintado casi de fantasía ahora le era real; lo tenía ahí en su pueblo, en su país. Bretón decía "lo imaginario es lo que tiende a convertirse en real". Comenzó en 1934 a mostrar la problemática social de la década del 30. De ese año son "Desocupados" y "Manifestación".
GIUSEPPE PELLIZZA DA VOLPEDO (1868-1907), "El cuarto Estado"
Esta obra realizada en 1901 se ha transformado en un ícono para el movimiento obrero, especialmente a la hora de abordar la conformación de la sociedad de clases y la cuestión social. Este artista pretende en sus obras refleja la sociedad de su época de una forma realista y fiel. Con el cuarto estado se refiere al proletariado, aquel grupo que no tiene cabida en los otros estamentos, representa el éxodo rural que llevó a muchos campesinos a las grandes ciudades en busca de trabajo y huir de las condiciones precarias de la actividad agraria y que terminarán como obreros fabriles en condiciones miserables. En un primer plano tres protagonistas marcas el presente de lucha y el futuro representado en ese bebe que carga la mujer.
Esta obra realizada en 1901 se ha transformado en un ícono para el movimiento obrero, especialmente a la hora de abordar la conformación de la sociedad de clases y la cuestión social. Este artista pretende en sus obras refleja la sociedad de su época de una forma realista y fiel. Con el cuarto estado se refiere al proletariado, aquel grupo que no tiene cabida en los otros estamentos, representa el éxodo rural que llevó a muchos campesinos a las grandes ciudades en busca de trabajo y huir de las condiciones precarias de la actividad agraria y que terminarán como obreros fabriles en condiciones miserables. En un primer plano tres protagonistas marcas el presente de lucha y el futuro representado en ese bebe que carga la mujer.
HUBERT von HERKOMER (1849-1914), "En huelga".
También es un cuadro realista, pero, en mi opinión, es una de las obras más conmovedoras a la hora de encarar la huelga o la situación del obrero a fines del siglo XIX como tema plástico. Aquí hay una carga trágica y de desolación, la figura masculina sintiendo las consecuencias de su situación, la espera de la resolución del conflicto. La escena se magnifica por la representación de la mujer y los niños dentro del hogar. Herkomer ha colocado a la cabeza del niño más joven en el mismo nivel que sus padres, lo que indica una importancia de la difícil situación de los niños. El niño sostiene una cuchara en la mano, recordando la falta de alimentos, y el vestido rojo del niño es un dispositivo atractivo para mantener al espectador a las figuras centrales, así como el equilibrio de la coloración de los ladrillos de los alrededores.
Fue un pintor de las primeras vanguardias europeas, que comenzó como un artista seguidor del Cubismo y fue evolucionando hacia un arte más personal, creando un nuevo lenguaje figurativo. Sus rasgos más definitorios son sus contornos duros y la acentuación mediante el dibujo de los volúmenes. Algo que se puede comprender como una evolución de su particular cubismo, que acabó por convertirse en una estética que algunos estudiosos han llamado “tubismo”. Y un buen ejemplo de ello es esta obra de Los constructores que realizó en el año 1950.
No hay que pensar que el arte de Léger se mueve solo en un plano estético. El arte debía estar ligado a la realidad social de su tiempo. Y en su caso se trata de una sociedad industrial y urbana, en la que le concede una enorme importancia a la máquina.
Por momentos a los obreros de esta escena se nos presenta como muy estáticos y sin expresión alguna. Una actitudes muy mecánica, alienante. "No pretende hacer apología de la máquina, sino una comunión entre esta y lo orgánico, consiguiendo un estilo único, estético y armónico; moderno y clásico a la vez".
Por momentos a los obreros de esta escena se nos presenta como muy estáticos y sin expresión alguna. Una actitudes muy mecánica, alienante. "No pretende hacer apología de la máquina, sino una comunión entre esta y lo orgánico, consiguiendo un estilo único, estético y armónico; moderno y clásico a la vez".
Los trabajadores del fondo ya ni se ven, no tienen rostro ni nombre. Son casi autómatas.
El artista quiere mostrar un ritmo repetitivo, aburrido, que es potenciado por la paleta de marrones (es otoño quizás…?)
Para Brack, el ocre es el nuevo gris".
Material elaborado por la docente tomando como referencia. "Por amor al Arte". Ed. Atlántida, Bs.As. 1999. "El mundo de la pintura" Ed. Océano, Barcelona. "Historia del Arte" E. H. Gombrich, Ed. Phaidon, 2000.
http://www.oni.escuelas.edu.ar/
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