Los siguientes documentos hacen referencia a diferentes momentos de la I Guerra Mundial (1914-1918), abordan desde fuentes primarias a secundarias o historiográficas.
Observa y lee con atención cada una de ellas para poder realizar las diversas consignas propuestas en clase:
Carta de un combatiente francés:
5/2/1918 Francia, por la noche.
Cariño mío, ahora, si no hay problemas, vas a saber todo acerca de lo que ocurre aquí. Sé que te llevarás una gran sorpresa cuando te llegue esta carta... ¡Si alguna autoridad la ve! (...) Quizá te gustara saber como está el ánimo de los hombres aquí. Bien la verdad es que (y como te dije antes, me fusilarán si alguien de importancia pilla esta misiva) todo el mundo está totalmente harto y a ninguno le queda nada de lo que se conoce como patriotismo. A nadie le importa un rábano si Alemania tiene Alsacia, Bélgica o Francia. Lo único que quiere todo el mundo es acabar con esto de una vez e irse a casa. Esta es honestamente la verdad, y cualquiera que haya estado en los últimos meses te dirá lo mismo. De hecho, y esto no es una exageración, la mayor esperanza de la gran mayoría de los hombres es que los disturbios y las protestas en casa obliguen al gobierno a acabar como sea. Ahora ya sabés el estado real de la situación. Yo también puedo añadir que he perdido prácticamente todo el patriotismo que me quedaba, solo me queda el pensar en todos los que estáis allí, todos a los que amo y que confían en mí para que contribuya al esfuerzo necesario para vuestra seguridad y libertad. Esto es lo único que mantiene y me da fuerzas para aguantarlo. En cuanto a la religión, que Dios me perdone, no es algo que ocupe ni uno entre un millón de todos los pensamientos que ocupan las mentes de los hombres aquí. Dios te bendiga cariño y a todos los que amo y me aman, porque sin su amor y confianza, desfallecería y fracasaría. Pero no te preocupes corazón mío porque continuaré hasta el final, sea bueno o malo (...)
Laurie
Sobrevivientes de la Gran Guerra
La Guerra de Trincheras
“A partir de noviembre de 1914 los soldados se habían enterrado para poder sobrevivir. Los alemanes dieron el ejemplo estableciendo verdaderas redes de trincheras con paralelas, líneas de partida, pasadizos de enlace, laberintos y abrigos. Los ingleses les imitaron, pero los franceses y los rusos arreglaron con menos cuidado las trincheras. No se imaginaban que iban a permanecer enterrados durante cerca de tres años y que en ellas vivirían las batallas del mañana: Champaña, el Somme, Verdún. Construidas provisionalmente, en tanto que alemanes e ingleses aceptaban esta nueva forma de guerra. El enredijo de salientes y entrantes se hizo ver rápidamente necesario para evitar que se les enfilase. En cuanto construían la red y la estructura de las trincheras, la atención de los soldados se aplicaba a la instalación de los puestos de vigía. Primero se colocaban las alambradas, maniobra especialmente peligrosa bajo el tiro de las ametralladoras enemigas; después se confeccionaban sacos de tierra para protegerse de los bombardeos y, últimamente, se instalaban aspilleras para colocar a los observadores. Como las líneas de los adversarios estaban a veces muy cerca, se disputaban el menor montículo y vigilar el enemigo importaba tanto como ser visto.
Una novedad nacida de la guerra de trincheras fue el arte del camuflaje. Hasta 1914, los jefes militares habían aprendido, en primer lugar, a saber concentrar sus tropas en un lugar determinado. Más que la concentración importa ya el camuflaje, sobre todo el de las piezas de artillería. Inicialmente, la utilización de zeppelines, y después de las “jaulas de gallinas”, tuvo por objeto vigilar al adversario, segundo objetivo que no se considero hasta más tarde”
Marc Ferro, "La gran guerra", Madrid, 1970, p. 163-164
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