Jacques Tardi es un destacado historietista francés, nacido el 30 de agosto en Valence. Hijo de un militar de carrera, pasó sus primeros años en Alemania. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Lyon y, posteriormente, en la de Artes Decorativas de París. En 1970 inició su carrera como historietista dibujando algunas historias breves, con guiones de Jean Giraud ("Un cheval en hiver") y Serge De Beketch ("La Torpédo rouge sang", "Humperdick Clabottford"), para la revista Pilote. En 1972 realizó la parte gráfica de Rumeur sur le Rouergue, con guión de Pierre Christin, historieta que inaugura el ciclo Légendes d'aujourd'hui. Por esa misma época creó su primera obra como autor integral, Adiós Brindavoine (Adieu Brindavoine), un cómic antimilitarista ambientado en la I Guerra Mundial.
Las atrocidades de la I Guerra Mundial son uno de los temas omnipresentes en su obra. La revista Pilote le rechazó, por excesivamente antimilitarista, la historieta "Un épisode banal de la guerre des tranchées", que fue finalmente publicada en el diario Libération. En la misma línea publicó también La Véritable histoire du soldat inconnu (1974). En 1974 colaborar con Métal Hurlant. En esta publicación apareció su Polonius, con guión de Picaret, una historieta de corte existencialista ambientada en el Imperio romano. En 1976 creó uno de sus personajes más conocidos, Adèle Blanc-Sec, a cuyas aventuras dedicaría nueve álbumes. La serie es un homenaje a los folletines de aventuras, ambientado en el París anterior a la I Guerra Mundial y protagonizado por una heroína feminista. El tono es paródico, con abundantes monstruos, sabios locos, sectas místico-criminales, etc.
Destacan también sus adaptaciones al cómic de novelas del escritor policiaco Léo Malet, que tienen como protagonista al atípico detective Nestor Burma. Su obra más reciente es El grito del pueblo (Le Cri du Peuple), serie que consta hasta el momento de cuatro álbumes.
El miedo para Jacques Tardi tiene cara de soldado raso, con el casco calado, la mirada perdida y el rostro cadavérico. En la obra del veterano historietista francés, las atrocidades de la I Guerra Mundial son un tema casi omnipresente. Porque más que las gestas militares, quiere retratar la absurdidad del conflicto y las historias a pie de trinchera en un cómic claramente antimilitarista y bien documentado.
“Yo planteó preguntas porque no he encontrado respuestas sobre la guerra. ¿Por qué no había más combatientes que desertaban? Algunos historiadores presentan al soldado como alguien que lucha convencido por unos ideales. Se han inventado el concepto de sacrificio colectivo, que para mí es poesía pura”, señala irónico el autor, hijo de un militar. “Lo que yo quiero es mostrar al pobre tío que está en el frente, que pasa frío bajo la tempestad y quiere volver a casa. Nada de superhéroes, yo tengo más capacidad para identificarme con el que sufre.
Por eso he querido mostrar la miseria del día a día en las trincheras”, explica Tardi ante sus viñetas, que en ocasiones no ahorran en realismo y muestran las ratas y el agua putrefacta en la que se hincaban las botas de los soldados. Esos a los que las balas sí alcanzaban. “Es un tema del que no intento huir, hace unos 40 años que me dedico”.
Fuente Texto: Los soldados de Tardi (Diario El País)
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