I. RUSIA ZARISTA
1. Situación del campesino ruso en la época zarista
«Aunque los campesinos pagaron su liberación, no lograron ser hombres libres; siguieron estando atados por veinte años más; se les redujo a la más ínfima condición y así han estado hasta hoy: podían ser azotados, tenían que pagar impuestos especiales, no tenían derecho a salir libremente de la comuna semifeudal, ni disponer a su albedrío de sus tierras y menos aún establecerse en cualquier otro territorio del Estado ruso.»
LENIN, Apud HILL, Christopher: La revolución rusa.» Arici, Barcelona, 1969.
2. Peticiones dirigidas al zar por los manifestantes del 9 de enero de 1905.
«¡Señor! Nosotros, obreros de San Petersburgo, nuestras mujeres, hijos y ancianos inválidos, llegamos ante ti para impetrar justicia y protección. Estamos en la Miseria, oprimidos y cargados con trabajo excesivo, tratados como esclavos que deben soportar pacientemente su amarga suerte y callar.
Creemos ser preferible morir que prolongar insoportables sufrimientos. Hemos abandonado el trabajo y declarado a los patronos nuestro propósito de no reintegrarnos al mismo hasta que satisfagan nuestras demandas. Pedimos pocas cosas. Nuestra primera petición es que los patronos examinen con nosotros las Peticiones. Esto ha sido rechazado, así como el derecho de hablar de nuestras necesidades (…).
También han considerado ilegal nuestro deseo de disminuir el horario de trabajo hasta las ocho horas diarias, de convenir el salario (…), de que se mejoren las condiciones de trabajo. Según los patronos, todo es ilegal; nuestras demandas, un crimen,
¡Señor! Estamos aquí Más de 300 000 hombres solamente por sus apariencias y aspecto. Cualquiera que entre nosotros intente elevar su voz para defender los intereses de la clase obrera será aprisionado y deportado (…).
¡Señor!, ¿Esto es conforme con las leyes divinas, en cuya virtud gobernáis? Por esto, nos hemos congregado cerca de los muros de tu palacio. Es aquí donde buscamos el último saludo. No rehúses proteger a tu pueblo. Sacale de la tumba de la arbitrariedad, de la miseria Y de la ignorancia.
Ordena inmediatamente convocar a los «representantes de todas las clases y órdenes de¡ pueblo ruso. Y para esto, manda que las elecciones a la Asamblea Constituyente se hagan según el sufragio universal, secreto e igual. Es nuestra petición más importante.»
Apud. VOILLIARD Y otros: «Documents d’Histoire, II, Armand Colia, París, 1964, págs. 102-103. EN: J.. González Fernández, Historia del Mundo Contemporáneo, Edit. Edebe, Barcelona 2001, p.152
3. El domingo sangriento
«Domingo, 22 de enero, Un día penoso. Se han producido grandes desórdenes en San Petersburgo por que unos obreros querían subir Palacio de Invierno. Las tropas han abierto fuego en varios lugares de la ciudad; ha habido muchos muertos y heridos. ¡Dios mío, qué penoso y que triste! Mamá ha llegado de la ciudad y ha ido directamente a misa. (…)
Diario de Nicolás II. Apud MARTINEZ DEGRAIN: “Los días rojos”. Historia 16, Nº 7. Madrid, 1976.
II. REVOLUCION 1917
1. Lenin y su concepción de la revolución
«La peculiaridad del momento actual en Rusia es el paso de la primera etapa de la revolución, que ha dado el poder a la burguesía por carecer el proletariado del grado necesario de conciencia de clases y de organización, a su segunda etapa, que debe poner el poder en manos del proletariado y de los sectores pobres de los campesinos, Este paso se caracteriza, por una parte, por un máximo de legalidad (Rusia es actualmente de todos los países beligerantes, el más libre del mundo); por otra por la falta de violencia contra las masas, y finalmente por la confianza irreflexiva de estas en el gobierno de los capitalistas, los peores enemigos de la paz y del socialismo Esta situación peculiar exige de nosotros capacidad para adaptamos a las condiciones especiales de la labor del partido entre grandes masas del proletariado que, nunca vistas hasta ahora, acaban de despertar a la vida política»
Vladimir Ilich Lenin «Tesis de Abril 1917».
En: j. González Fernández, Historia del Mundo Contemporáneo, Edit. Edebe,
Barcelona 2001, p. 154.
2. Lenin visto por J. Reed, periodista norteamericano
«Eran justamente las ocho y cuarenta cuando una tempestad de aplausos anunció la entrada de la presidencia con Lenin, el gran Lenin. Una silueta rechoncha, concentrada: una gran cabeza redonda, calva, hundida entre los hombros; unos ojillos, una nariz roma, la boca grande y generosa, la mandíbula pesada… Estaba perfectamente afeitado, pero su barba, tan conocida antes y que en adelante sería eterna, empezaba ya a despuntar en su rostro. El traje raído, el pantalón demasiado largo. Poco agraciado físicamente para ser el ídolo de la multitud, fue amado y venerado, sin embargo, como Pocos jefes en el curso de la Historia. Un extraño jefe popular; jefe por el único poder del espíritu. Sin brillantez, sin humor, intransigente y distante, sin ninguna particularidad pintoresca, pero con el poder de explicar ideas profundas en términos simples, de analizar concretamente situaciones y en posesión de la más grande audacia intelectual (…). Por fin, Lenin se levantó. Apoyándose en el borde de la tribuna, pasea sobre la concurrencia sus ojuelos parpadeantes, aparentemente insensible a la inmensa ovación (…). Cuando ésta se terminó, dijo sencillamente:
– Ahora pasamos a la edificación del orden socialista.
Nuevamente estalló en la sala una formidable borrasca humana.
– En primer lugar, es necesario adoptar medidas prácticas para realizar la paz.»
(John Reed: Diez días que estremecieron al mundo. Barcelona, los libros de Pion, 1 982. En: Prats, Historia del Mundo Contemporáneo, dit. Anaya, Madrid, 1996. p. 67)
3. El poder para los soviets
El paso del poder a los soviets significa hoy, en la práctica, la insurrección armada. Renunciar a la insurrección armada equivaldría a renunciar a la consigna más importante del bolchevismo “todo el poder a los soviets” y a todo internacionalismo proletario-revolucionario en general. Pero la insurrecci6n armada es un aspecto especial de la lucha política sometido a leyes especiales, que deben ser profundamente analizadas (…).
Marx resume las enseñanzas de todas las revoluciones, en lo que a la insurrección armada se refiere, citando las palabras de Danton, el mayor maestro de táctica revolucionaria que hasta hoy se conoce: «¡De l’audace, de llaudace, encare de l’audace!»
Aplicado a Rusia y al mes de octubre de 1917, esto quiere decir:
– Ofensiva simultánea, y lo más súbita y rápida posible, sobre Petrogrado, ofensiva que deberá partir indefectiblemente de fuera y de dentro, de los barrios obreros, de Finlandia, de Reval, de Cronstandt, ofensiva de toda la flota y concentración de una superioridad gigantesca de fuerzas contra nuestra “guardia burguesa”. (Los junkers) formada por unos 15.000 o 20.000 hombres (acaso más) contra las tropas de nuestra «Vendeé» (una parte de los casacas), etc.
– Combinar nuestras tres fuerzas principales, la flota, los obreros y las unidades militares, de tal modo, que por encima de todo, podamos ocupar y conservar, cualquiera que sea el número de bajas que cueste: a), la central de teléfonos; b), la central de telégrafos; c), las estaciones ferroviarias, y d), los puentes, en primer término.
– Seleccionar a los elementos más decididos (nuestras «tropas de choque» y a la juventud obrera, así como a los mejores marinos) y formar con ellos pequeños destacamentos destinados a ocupar los puntos más importantes y a participar en todos los sitios en las operaciones de más importancia, como por ejemplo:
Cercar y aislar a Petrogrado, apoderarse de la ciudad mediante un ataque combinado de la flota, los obreros y las tropas: he aquí una misi6n que requiere habilidad y triple audacia.
Formar con los mejores elementos obreros destacamentos armados de fusiles y bombas de mano para atacar y cercar los ‘centros» del enemigo (escuelas militares, centrales de telégrafos y teléfonos, etc.).
La consigna de estos elementos debe ser: antes perecer todos que dejar pasar al enemigo.
El triunfo de la revolución rusa y de la revoluci6n mundial depende de dos o tres días de lucha.»
(Consejos de un ausente. Carta de Lenin al Comité Central, 8 de octubre de 1 917.) En: Prats, Historia del Mundo Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996, p. 69
4. El «soviet» de Petrogrado
«Camaradas proletarios, trabajadores de todos los países ( ).
Nosotros, soldados y obreros rusos, unidos en el seno del Soviet de los diputados de obreros y soldados, os enviamos nuestros saludos calurosos y os informamos de un gran suceso. La democracia rusa ha derribado el despotismo de los zares y ha entrado totalmente en la familia de las naciones como miembro igual a las demás y como una poderosa fuerza en el combate para nuestra liberación. Nuestra victoria es una gran victoria para la libertad y la democracia. El pi lar de la reacción en el mundo, el «gendarme de Europa», ha desaparecido. Ha de ser enterrado para siempre. Viva la libertad. Viva la solidaridad internacional del proletariado y viva su combate para la victoria ¡¡no¡ ( ).
Los pueblos de Rusia expresarán su voluntad en una Asamblea constituyente, que será pronto convocada sobre la base de¡ sufragio universal, directo, igual y secreto. Se puede ya predecir con confianza que una república democrática se instaurará en Rusia. El pueblo ruso posee ahora una libertad total ( ).
Trabajadores de todos los países: tendiendo nuestras manos como hermanos por encima de las montañas de los cuerpos de nuestros muertos ( ) os hacemos un llamamiento para restaurar la unidad internacional ( ).
¡Proletarios de todos los países, uníos!
El Soviet de los diputados de obreros y soldados de Petrogrado.»
(Declaraci6n del Soviet de Petrogrado a todos los pueblos, 27 de marzo de 1917.) En: Prats, Historia del Mundo Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996, p. 69
Fuente: https://historia1imagen.cl/2010/05/09/documentos-revolucion-rusa/
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