Se conoce como estilo de vida americano al conjunto de características predominantes de la sociedad estadounidense en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. El crecimiento económico de Estados Unidos impulsó el consumo de su población, que vivía una época de gran prosperidad y optimismo. La idea de que cualquier persona podía mejorar su nivel de vida gracias a su determinación, esfuerzo y talento es uno de los elementos más distintivos del estilo de vida americano.
Durante la guerra fría, la expresión estilo de vida americano era usada comúnmente para hablar de las características de la sociedad estadounidense, resaltando sus
ventajas en comparación con los países del bloque comunista alineados con la Unión Soviética. El estilo de vida
americano se apoya en la idea de que cualquier individuo,
independientemente de su condición, puede mejorar su
nivel de vida gracias a su voluntad, el trabajo duro y un
buen aprovechamiento de su talento. Sin embargo, a pesar
de que en teoría todos los individuos tenían las mismas
oportunidades, en la práctica se hizo evidente a lo largo de
la historia que muchos grupos sociales quedaban marginados de un estilo de vida que parecía reservarse para las
familias blancas de clase media que vivían en las ciudades.
El concepto de éxito individual del estilo de vida americano está relacionado con el reconocimiento social, el
triunfo profesional y la posibilidad de alcanzar un nivel
económico que permita a las personas adquirir los bienes
necesarios para llevar una vida de comodidad y satisfacción. Las posesiones como un automóvil o un televisor se
convirtieron en símbolos de ese éxito y la publicidad se
volvió un elemento fundamental de la sociedad de consumo. El estilo de vida americano alcanzó una gran difusión e
influencia en todo el mundo a través de los medios masivos
de comunicación como el cine, la televisión y la música.
Además del aumento del consumo, la prosperidad y el
optimismo reinantes en Estados Unidos luego de la Segunda Guerra Mundial provocaron un importante crecimiento
de la natalidad entre 1946 y 1964, conocido como baby
boom. El fenómeno produjo un aumento de la población
estadounidense de 78 millones de habitantes y se extendió
a otros países desarrollados de Occidente.
SOCIEDAD DE CONSUMO: Tipo de sociedad que se corresponde con una
etapa avanzada de desarrollo industrial capitalista
y que se caracteriza por el consumo masivo
de bienes y servicios, disponibles gracias a la
consolidación de la producción masiva.
Como consecuencia de la implantación del llamado Estado de bienestar, a partir de fines de la II Guerra Mundial, importantes sectores sociales de los países industrializados aumentaron, considerablemente, su poder adquisitivo. Para mantener esa situación de mejoramiento salarial y de cobertura social, era necesario acrecentar la producción y, en forma paralela, el consumo para que se pudiera absorber todo lo fabricado. Así aumentarán las ganancias de los industriales que, a su vez, dispondrán de más capitales para seguir mejorando la capacidad adquisitiva de las clases medias y bajas, formando un círculo en el cual todos los elementos debían conservar el equilibrio. Todo esto se hizo posible gracias a los adelantos tecnológicos. Para sostener este nivel de vida, era necesario aumentar el consumo, aun de productos superfluos que comenzaron a ser publicitados como imprescindibles.
En los Estados Unidos el nuevo estilo de vida, que comenzó a difundirse como el american way of life, para ello, se utilizaron dos elementos: la publicidad y la disminución de la calidad de los productos, con el fin de que tuvieran menor vida útil y por lo tanto, aumentar el consumo.
Esta forma de vida se basaba en el consumo de todo tipo de artículos, como uno de los principales caminos para nuestra realización. Se dejaban en segundo plano otros valores culturales, como el crecimiento intelectual o espiritual.
Las características de ese "estilo" fueron —además del consumismo— la exageración, la ostentación de la riqueza y la grandiosidad, reflejadas en todos los órdenes. La industria automotriz norteamericana, por ejemplo, se diferenció de las demás por el enorme tamaño de sus vehículos y por su mayor potencia. Se creó, una notoria influencia y hasta dependencia cultural, pues el resto de los países estuvieron influidos por la moda y las preferencias norteamericanas, más allá de sus propias tradiciones o idiomas.
La sociedad de consumo:
En las sociedades de los países desarrollados —y en cualquier lugar del mundo donde se hace sentir la influencia del modelo dominante del capitalismo industrial— el trabajo se ha convertido en una forma de obtener dinero y éste en un medio para conseguir bienes. Esta cadena que llamamos "sociedad de consumo" es producto del gran crecimiento económico de los años siguientes a la posguerra. La venta de productos de consumo crece de forma imparable gracias a la publicidad, dirigida a una población cada vez más amplia, que se encuentra en condiciones de adquirirlos. Las nuevas técnicas publicitarias presentan los productos no sólo de forma atractiva, sino haciéndolos indispensables. Consumir se transforma una nueva escala de valores, donde prima el éxito económico, la abundancia de bienes y la búsqueda del máximo bienestar, ha sustituido a otros principios. Todo se compra y se vende. Después de la II Guerra, el avance tecnológico (en electrónica, física y química), la mayor disponibilidad de mano de obra, ocasionaron un gran incremento de la producción industrial. Para mantener y aumentar el nivel de ganancias de los empresarios, fue necesario elevar el consumo, para lo cual se incorporó a los sectores medios y bajos en el mercado consumidor de productos antes reservados a las clases privilegiadas, tales como, electrodomésticos, automóviles, etc. Dos elementos fundamentales ayudaron a instalar el consumismo: la publicidad y las ventas a crédito. Se estimulaba a través del cine, la radio, la televisión, de los diarios y de las revistas, el deseo por acceder a un mundo ideal y fantástico, al cual sólo se ingresaba comprando determinadas “marcas” de productos. Incluso, las manifestaciones artísticas, como la música, el cine, el teatro o la literatura, eran impuestas por la propaganda de las empresas discográficas, las distribuidoras cinematográficas y las empresas teatrales o editoriales. Había nacido la cultura de masas, en la que era más importante la difusión que la creación artística en sí misma. Tenía más valor lo más conocido que lo más creativo o mejor producido. Prevalecía lo comercial sobre lo artístico.
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